El trabajador social es el profesional experto en atender los problemas y/o necesidades sociales consecuentes a la situación de urgencia-emergencia. El Trabajo Social en emergencias contempla, como cualquier otro campo de actividad, tres posibles niveles de intervención: individual, grupal (que incluye familiar) y comunitario; tal como refieren los capítulos I y II del Código Deontológico de Trabajo Social [1][2] y en la Declaración de Principios del Código de Ética de la Federación Internacional de Trabajo Social (FITS) [3].

Tres modelos teóricos guían su práctica profesional en este campo[4]; el modelo psicosocial; de intervención en situación de crisis; y el sistémico:

  1. El modelo psicosocial es el primer modelo científico del Trabajo Social de Casos (casework). También conocido como Trabajo Social Directo ó, más conocido en nuestros días, como Trabajo Social Clínico. Es el más conocido y, quizás, el más desarrollado en los servicios de atención social directa a individuos y familias. Mathilde du Ranquet, una referente del Trabajo Social, destaca los dos elementos del modelo psicosocial: tiene en cuenta el aspecto psicológico y social, es decir, la persona en su situación; y trata al mismo tiempo “los problemas y los recursos, los puntos fuertes y los puntos débiles de la persona y de la situación[5]. A su vez, La Asociación Nacional de Trabajo Social (NASW) ya expuso en 1978 que “un trabajador social clínico está, por formación y experiencia, profesionalmente cualificado a un nivel de práctica autónoma, para proveer servicios directos de diagnóstico, preventivos y de tratamiento a individuos, familias o grupos cuyo funcionamiento está amenazado o afectado por stress social o psicológico o por deterioro de salud[6].

Desde el Trabajo Social, hablar de problemática psicosocial puede tener dos acepciones: por un lado, “un problema social acompañado de una expresión psicológica molesta y, por tanto, indeseable para quien la vive[7]. La literatura científica abunda en estudios al respecto en escenarios diversos (comunidad, atención primaria de salud, hospital, etc.) que refrendan la constante interrelación entre problema social y malestar psicológico[8] [9]. Es una interpretación propia del momento inmediato y el corto plazo de una situación crítica. La otra lectura de problema psicosocial, “se basa en la existencia de un problema/síndrome psicológico en una organización social determinada, entendiendo como tal un grupo de personas o una colectividad concreta que, en este caso, haya tenido una experiencia estresante o traumática[7]. Más acorde con el momento postcatástrofe, alojado en el espacio de rehabilitación psicosocial.

  1. El modelo de intervención en situación de crisis, se basa en los “estudios hechos sobre comunidades, grupos o individuos que afrontan situaciones de catástrofe o de extrema tensión[10] llevados a cabo por Eric Lindemann y Gerald Caplan. Contempla tres fases. La fase inicial conlleva: crear una relación de ayuda, centrarse en la situación, percibir la realidad y organizar la acción. La fase intermedia supone entre otras: reforzar capacidades de la persona, supervisar tareas, redefinir el problema, posibilitar percepción realista de la situación e inducir a movilizar la red social precisa. El fin de la intervención está caracterizado por: el balance y previsión de lo pendiente y aceptación por parte de la persona/grupo del fin de la intervención[10].
  2. Por último, el modelo sistémico aporta una visión de interrelación circular, donde la persona es un integrante más de un entramado de relaciones interactuantes (amigos, familia, trabajo, profesionales, tejido asociativo, etc.)[11]. La red y el apoyo social son los elementos relevantes. Se tiene en cuenta, la persona afectada y su red social y, al tiempo, las dinámicas que se generan. El apoyo social considerado como el proceso interactivo mediante el cual la persona puede recibir: apoyo emocional (expresiones de afecto, cariño, empatía, confianza, estima, etc.), que genera en la persona receptora sentimientos de aceptación, seguridad, pertenencia y reconocimiento; apoyo informacional (información, orientación, sugerencias, para resolver problemas); apoyo material o instrumental, referido a bienes (facilitar vivienda, prestar dinero, etc.) o servicios-acciones de tipo práctico (ayudar en tareas domésticas, etc.) ; y evaluativo, que permite evaluar la acción de uno mismo. Es la red social, informal (padres, pareja, hermanos, amigos, etc.) y/o formal (profesionales de diferentes disciplinas, instituciones, etc.) la proveedora de apoyo social[12].

Los profesionales del Trabajo Social ejercen su profesión guiados por su Código Deontológico y por el Código de Ética de la Federación Internacional de Trabajadores/as Sociales (FITS)[13].

El artículo 7 del Código Deontológico refiere que “El Trabajo Social está fundado sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad y la igualdad tal como se contemplan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las instituciones democráticas y el Estado de Derecho” [14].

El mismo Código, en su artículo 17, expone que “Los/las profesionales del Trabajo Social se comprometen en la intervención social a buscar y garantizar a toda persona, grupo o comunidad la igualdad de oportunidades, el acceso a recursos y el apoyo para cubrir sus necesidades; especialmente de aquellos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad o en alguna situación específica de desventaja social”[15].

“Los trabajadores sociales deben apoyar y defender la integridad y bienestar físico, psicológico, emocional y espiritual de cada persona”. (Principio 4.1 Derechos Humanos y Dignidad Humana del Código de Ética de la Federación Internacional de Trabajadores/as Sociales (FITS)[16].

El Trabajo Social en situaciones críticas (urgencias, emergencias y catástrofes) se lleva a cabo -en dependencia de las necesidades y problemas- desde las siguientes instancias: Servicios de urgencia-emergencia social, unidades de trabajo social sanitario, servicios sociales comunitarios, equipos psicosociales multidisciplinares, equipos psicosociales forenses, equipos de trabajadores sociales voluntarios en grandes emergencias, y peritos sociales privados, principalmente.

 


Notas

[1] Consejo General de Trabajo Social (2012), Capítulo I. Descripción y ámbito de aplicación, Código Deontológico de Trabajo Social. Herramientas e instrumentos de Trabajo Social, Consejo General de Trabajo Social, Madrid, Consejo General del Trabajo Social, 9-10.
[2] Consejo General de Trabajo Social (2012), Capítulo II. Aplicación de principios generales de la profesión, Código Deontológico de Trabajo Social. Herramientas e instrumentos de Trabajo Social, Consejo General de Trabajo Social, Madrid, Consejo General del Trabajo Social, 11-12.
[3] Federación Internacional de Trabajadores/as Sociales (FITS) y Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (AIETS) (2012), La Ética en el Trabajo Social, Declaración de Principios, Código Deontológico de Trabajo Social. Herramientas e instrumentos de Trabajo Social, Consejo General de Trabajo Social, Madrid, Consejo General del Trabajo Social, 24-32.
[4] Arricivita Amo, Angel L. (2013), El trabajo social y los trabajadores sociales en las emergencias, Psicosocial & Emergencias. Manual para trabajadores sociales y otros profesionales de la ayuda, Huesca, el propio autor, 73-115.
[5] Du Ranquet, M. (1996), El modelo diagnóstico o psicosocial, Los modelos en Trabajo Social. Intervención con personas y familias, Madrid, Siglo XXI, 67-107.
[6] Rosenblatt, A., y D. Waldfogel (comps.) (1983), Handbook of clinical social work, San Francisco, Jossey-Bass p. 27, en Ituarte Tellaeche, A. (1992), Trabajo Social Clínico, Procedimiento y proceso en Trabajo Social Clínico, Madrid, Siglo XXI, 3-13.
[7] Arricivita Amo, Angel L. (2013), Lo psicosocial, Psicosocial & Emergencias. Manual para trabajadores sociales y otros profesionales de la ayuda, Huesca, el propio autor, 35-45.
[8] Lobo, A. et ál. (1982), Problemática social y psiquiátrica en una consulta de medicina interna, Comunicación Psiquiátrica, 9, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 427-441.
[9] Arricivita, A. L., Saz, P., Lobo, A. (1993), Malestar psíquico y problemática social en pacientes de Atención Primaria. Detección e interacciones, Trabajo Social y Salud, 15, Asociación Trabajo Social y Salud, Zaragoza, 157-179.
[10] Du Ranquet, M. (1996), La intervención en situaciones de crisis, Los modelos en Trabajo Social. Intervención con personas y familias, Madrid, Siglo XXI, 179-209.
[11] Escartín Caparrós, Mª. J. (1992), Modelo sistémico, Manual de Trabajo Social: modelos de práctica profesional, Alicante, Aguaclara, 178-208.
[12] Barrón López de Roda, A. (1996), Aspectos conceptuales del apoyo social, Apoyo social: Aspectos teóricos y aplicaciones, Madrid, Siglo XXI, 10-52.
[13] Consejo General de Trabajo Social (2012), Código Deontológico de Trabajo Social. Herramientas e instrumentos de Trabajo Social, Madrid, Consejo General del Trabajo Social.
[14] Federación Internacional de Trabajadores/as Sociales (FITS) y Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (AIETS) (2012), La Ética en el Trabajo Social, Declaración de Principios, Código Deontológico de Trabajo Social. Herramientas e instrumentos de Trabajo Social, Consejo General de Trabajo Social, Madrid, Consejo General del Trabajo Social, 24-32.
[15] Consejo General de Trabajo Social (2012), Capítulo III. Derechos y deberes de los/las trabajadores/as sociales, Código Deontológico de Trabajo Social. Herramientas e instrumentos de Trabajo Social, Consejo General de Trabajo Social, Madrid, Consejo General del Trabajo Social, 13-17.
[16] Arricivita Amo, Angel L. (2013), El trabajo social y los trabajadores sociales en las emergencias, Psicosocial & Emergencias. Manual para trabajadores sociales y otros profesionales de la ayuda, Huesca, el propio autor, 73-115.